Me encuentro en casa, solo, sin noticias del mundo como suelo hacerlo comúnmente para no contaminarme de los miedos, entre otras “influencias” de los medios masivos de desinformación. Es Mayo del 2009, tiempo de inicio de la primera alerta de pandemia de la influenza en México, yo eso lo sabría concientemente hasta días después, pero algo en mi interior me aleja de mi actividad y “me dicta” claramente, instándome a escribir las siguientes reflexiones:
Vivo en un planeta donde aun ahora, en los albores del Siglo XXI, a las puertas de una Nueva Era, todavía se realizan holocaustos cotidianos, tan inconscientes como aquellos de antes que hoy día calificamos con adjetivos como sádicos, brutales, vergonzosos, salvajes, inhumanos y muchos mas.
Si, como aquellos que guarda la memoria de la humanidad en su Historia donde argumentando la inferioridad de las razas, de nuestros hermanos, los naturales de América (Amerrikua), de pieles rojas y cobrizas, se les aisló, explotó o exterminó.
Como aquellos donde nuestros hermanos de piel negra, fueron secuestrados, arrancados de sus territorios, para ser explotados como esclavos durante los tiempos de inicio de la materialista e inhumana expansión que más tarde culminaría en la denominada “revolución industrial”.
Como aquellos donde argumentando “pureza y superioridad racial” de un pueblo, se utilizaron hombres y mujeres para realizar experimentos de todo tipo. Para probar la efectividad de armas biológicas en desarrollo, para prueba de medicamentos, para la extracción de tejidos y otros “recursos” como: cabellos, uñas, dientes, huesos, sufriendo incontables e inhumanas torturas para finalmente ser cremados en hornos o desechados en fosas, sin considerar que eran seres sintientes, hijos de Diós, con derechos universales otorgados a todos por igual.
Que bien, ahora como humanidad, en nuestra memoria guardamos el ejemplo de aquellas bestiales acciones y al reflexionar y aprender de nosotros mismos y nuestra conducta, un poco hemos avanzado.
Pero podemos decir que nos hemos hecho “hermanos del resto de los seres sintientes”. Hermanos de las aves, los pollos por ejemplo, a quienes criamos asinados de por vida para explotarlos y finalmente degollamos y cremamos (quise decir “cocinamos”). Lo mismo ocurre con los cerdos, las reses y tantas otras especies animales.
Recordemos, hagamos memoria, los mismos argumentos se dejaban escuchar siglos atrás para justificar nuestra conducta hacia los negros, los rojos, los amarillos, los otros, siempre los otros, a quienes denominamos así para no sentirnos culpables por “tratarlos como animales”.
Y que decir de las especies vegetales así como los minerales: Millares de árboles mutilados cada segundo para hacer laminillas con que registrar los “movimientos” de nuestro “sistema financiero” que no económico, pues la economía, la verdadera siempre toma en cuenta a “la casa”, y “la casa” es nuestra madre tierra.
Minerales como el carbón y el petróleo, con los que nos llenamos de dinero y comodidades, mientras morimos asficciados por los vapores emanados de nuestra artificial forma de vida.
¿Que comeremos entonces? ¿Que haremos para sobrevivir? dirán algunos con justa razón. Quizá para cuando como humanidad lleguemos al estado de conciencia colectivo del “no matarás”, del “has a otro lo que quieras para ti”, al estado de “unidad con el cosmos”, del “Yo soy eso” sin hacer distinciones por conveniencia, entonces, por aquella ley de percepción que dice “lo harás a otros y creerás que te lo hacen a ti”, volverá a vibrar en nuestra realidad colectiva “el Jardín del Edén”, donde la vida es eterna y libre de enfermedad, muerte y sufrimiento para todos los habitantes del planeta y quizá entonces la abundancia universal, “el maná” y el no tener que “ganar el pan con el sudor de tu frente” vuelvan a ser una realidad.
Aquarius
Aquarius
“ ... los mundos animal, vegetal y mineral están compuestos de almas que viven y sufren, tan valiosas y necesitadas de nuestro amor como nuestros compañeros los seres humanos.
¡ No maltrates a los animales! ¡Paz a las plantas!”
“Conversaciones con la eternidad”: Víctor Hugo; p. 202
¡ No maltrates a los animales! ¡Paz a las plantas!”
“Conversaciones con la eternidad”: Víctor Hugo; p. 202
-"La grandeza de una nación y su progreso moral se miden por la forma en que son tratados sus animales"
--Gandhí--
Todos somos uno
Si aun con todo lo anterior crees que lo dicho respecto al trato hacia los animales es una exageración o no ocurre, te invito a asómarte por esta ventana.