martes

El sabor de la iluminación


Había transcurrido ya cerca de un año desde aquella ocasión cuando, al escuchar claramente la voz de Jacobo Grinberg desperté en la madrugada. Evento narrado con detalle en el relato titulado Un susurro en mis sueños”. 

Alrededor de Septiembre de 2010, semanas antes de salir por vez primera hacía América del Sur guiado por Regina a través de diversas mediums, concretamente en un viaje con destino a Chile que duraría casi un mes y en medio de las celebraciones por el bicentenario de la independencia de los pueblos de América. Durante varios días sentí fuertemente en mi interior que Jacobo insistía que me volviera a encontrar con su texto  sobre Pachita y buscara el párrafo donde le fuera revelada una de sus vidas en los tiempos de Cristo. Igualmente algo en mi interior indicaba insistentemente que buscara el párrafo donde a Gary Renard, autor de La desaparición del Universo”, se le entregaba una revelación similar.
Hacía años que había leído Pachita y muchos meses habían transcurrido ya desde mi encuentro con el libro de Gary. Pero las indicaciones aunque sutiles, eran claras y recurrentes.
Después de algunos días, y ante tanta insistencia (se vuelve muy intenso al estar en contacto con el agua, como me comenta le ocurre también a mi querida amiga la escritora Laura Esquivel, o durante la noche y esto me levanta en las madrugadas principalmente, y puedo recuperar el sueño hasta que termino la encomienda), finalmente encontré los párrafos en versiones electrónicas de los textos.
El último episodio de esta secuencia de eventos ocurrió la noche en que algo me despertó de madrugada indicando que juntara los dos párrafos previamente ubicados en un solo archivo. 
Me levanté de la cama y desde la recámara vi una luminosidad en la sala, hecho que me sorprendió. Al salir me encontré con que la luz provenía de una imagen de Jacobo Grinberg que brillaba en la pantalla de la computadora que se había encendido sola.

Los párrafos extractados de los textos son los siguientes:


Hermanos -dijo dirigiéndose a todos—, me despido de ustedes. Quien quiera preguntar que pregunte.
El cuerpo de Pachita levantó su brazo derecho, y después lo bajó. Armando abrió sus palmas y las dirigió hacia el cuerpo de la “mujer” dándole “protección”. Lo mismo hicimos los demás.
Esperamos unos segundos y nos dimos cuenta que algo muy extraño acontecía.
De pronto, el cuerpo de la santa pareció revivir. Pero todavía no era Pachita. El Hermano o alguien parecido a él comenzó a hablar por boca de Pachita.
—A ti te digo —comenzó dirigiéndose a mí.
—¿A mí?
—Sí, a ti te digo que va bien, que tu pluma de oro siga escribiendo la verdad de lo que veas aquí.
—A nadie pidas opinión de tus papiros y continúa la obra que empezaste.
—Yo te digo —continuaba cada vez más emocionado—, que tú fuiste apóstol en aquellos tiempos y que es gracia del Padre que nuestros caminos se hayan cruzado.
En ese momento sentí lo más extraordinario que he experimentado en toda mi vida. Un flujo energético luminoso me llenó y vi luz alrededor del cuerpo de Pachita. Todo mi ser se sintió elevado a un plano de conciencia iluminada y en un movimiento incontenible me acerqué a la santa y le besé la mano.
Tú —continuó diciéndome—, fuiste Andrés, mi primer apóstol, mi escribano.
—Ve y di a todo el mundo que la nueva Era está por llegar, anuncia a los cuatro vientos la venida del Mesías y sabe que eres testigo y vivirás en la Nueva Jerusalén.
—Anúncialo con tu pluma de oro y no dudes más.
Dios mío, pensé, yo tuve en Tepoztlán, un día, una imagen de mí mismo en el Templo mismo de Jerusalén en el año 30. Supe que era yo el que vivía en esa época. Sentados en el altar, unos ancianos conversaban entre sí y hablaban de lo más alto y de lo más profundo.
En esa época de mi vida en Tepoztlán, un grupo de gente y yo, estudiábamos la técnica que denominamos Análisis Reencarnacional. En una sesión experimental me había lanzado en busca de mi propia identidad y me había visto a mí mismo en Jerusalén en el año 30. En otra ocasión y también en Tepoztlán, había tenido la imagen de una crucifixión. Ahora se me confirmaba una vida anterior.
Pachita (Los Chamanes de México Vol III): Jacobo Grinberg. Z.


Pursah: Tú fuiste Tomás hace 2000 años, y serás yo en tu próxima vida.
Gary: ¡¿Qué?!
Pursah: Todo esto es parte del guión, querido hermano, y tú debes representar tus papeles. Has tenido muchas vidas que fueron muy interesantes, y otras que no fueron tan buenas. Eso es cierto para todos.
Gary: ¿Estás diciéndome que te estás apareciendo a ti misma en tus vidas pasadas y que yo soy tú? ¿Qué yo estaba allí con Tadeo y J hace 2000 años y que era Tomás?  ¿Yo escribí el Evangelio de Tomás?  ¿Qué voy a ser tú, una mujer, en mi próxima encarnación?  ¿Y que esa será mi última vida, la vida en la que alcanzaré la iluminación?
La desaparición del Universo: Gary Renard

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Un poco antes de su desaparición”, en uno de sus últimos libros titulado La fuerza vital del cielo anterior”, Jacobo deja, plasmadas con lujo de detalles, revelaciones incluso aún más profundas sobre este mismo tema.


La Iluminación es el estado de Unidad donde se es consciente de que: