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Stellablu y el llamado de los discos solares


- Revelaciones entregadas en un Valle Sagrado


A finales del 2010, a mi regreso a México, después de una travesía guiada por Regina durante un mes por Santiago de Chile e Isla de Pascua, fui enviado por mis guías a vivir a Tepoztlán, Morelos, por cerca de tres meses.

El lugar señalado, las faldas del Cerro de la Miel, con el transcurso del tiempo evidenciaría ser estratégico tanto con respecto a la geografía de ese valle sagrado como por las energías que allí se manifestarían.















Mi refugio en las faldas de El Cerro de la Miel
Un remanso de belleza y paz

Equidistante, a algo así como un kilómetro de dos de las principales cumbres locales, el Chalchitepetl (gemelo energético de la montaña sagrada custodia de otro valle sagrado, el de los reyes en Egipto) y el Tepozteco, ese pequeño cerro y el cielo de Tepoztlán serían mis silenciosos cómplices de múltiples revelaciones entregadas tanto por canales vinculados con espíritus reencarnados con encomiendas de otras vidas que me buscaron para hablarme de nuevas energías que se darían cita en el planeta a partir del 2013. Como de habitantes del poblado que, sin saber nada de mis vivencias y búsqueda se me acercaron para narrarme sus experiencias con portales dimensionales que se les abrieron en los mismos cerros de esa región, así como del "OVNI" que diez años atrás se había posado en la cima del cerro, a unos pocos metros de donde ahora vivía. Nave voladora circular y de apariencia metálica que se mantuvo estática por largo tiempo, y fue vista por numerosas personas del pueblo.

Por intermediación de una de esas canales que solicitaron encontrarse conmigo, se me permitió acceder a las revelaciones provenientes de los registros Akáshicos. El propósito, ayudarme a atravesar diversos trances difíciles de esa etapa, por los cuales se me enviaba vivir a ese valle sagrado.
Con un tránsito de la Luna sobre mi Stellium en Acuario, el tema general era "lo femenino" y los aspectos principales, desapego de pareja y materno.
De ambos temas recibí contundentes revelaciones que me dieron claridad y paz.

Producto de milagrosas sincronicidades que involucraban una vez más a mediums chilenos, así como a las propias montañas del valle, me fue indicado igualmente como reconocería a quien sería mi siguiente compañera más adelante, al término de esa etapa.
Aquella revelación que hablaba de agua y cenizas verdaderas, se manifestaría en el tiempo hasta la semana santa del 2012.

En tanto esa cita llegaba y mi luna finalizaba su tránsito, diversas mujeres que me fueron enviadas por los mismos guías, enriquecieron mi vida con nuevas experiencias, apoyo, revelaciones y compañía temporal u ocasional.

Dos relaciones serían especialmente reveladoras durante la etapa de transición, Zue y Susana.
La primera, vinculada con la aristocracia francesa por su linaje paterno. Sacerdotisa Bahai enviada a mi vida por intermediación de un alto iniciado desde Los Ángeles, California, y la segunda, una canal y vidente profundamente enlazada con diversos espíritus, entre ellos Sor Juana y Daniel Ruzó aunque, como en tantos otros casos, de manera mas bien inconsciente.

Zue me hablaría de un profundo vínculo entre su padre, y el padre de este con la política y los vegetales gigantes, y me entregaría un objeto que confirmaría revelaciones que me fueran entregadas años atrás en el propio Egipto.
Susana a su vez sería designada por Regina y Jorge Berroa para enlazarme con personas y circunstancias y entregarme confirmaciones sobre portales dimensionales y otros aspectos que si bien me han sido revelados y confirmados de manera reiterada por múltiples vías, confieso aun no ser capaz de comprender totalmente aunque es incontrovertibele que el tema central continua siendo la energía piramidal

Después de tres meses de relación con Susana, e incontables e intensas vivencias de materializaciones vinculadas con las energías que rondaban su realidad espiritual, a unos días del inicio de la semana santa nos fue indicado a ambos que el propósito se había cumplido y debíamos finalizar nuestro vínculo.
Pocos días después recibía un Email desde Italia de una mujer que se presentaba como Stellablu.



- Perú - México: Un llamado desde otra dimensión

Sin saber ella de las incontables veces que personas "desconocidas" se habían acercado a mi de una forma u otra, confiándome sus muy personales y, en no pocos casos, sorprendentes revelaciones. Me advertía que quizá aquel correo me parecería extraño.

Inició haciendo mención de su herencia mestiza como parte de la raza cósmica. Nacida en los andes, de padre colombiano y madre chilena, había radicado en Francia durante su más tierna infancia, y casi toda su vida adulta en Cataluña (particularmente en la bella ciudad de Barcelona, como tantos otros buenos amigos) y había optado por la nacionalidad española. Los más recientes siete años había radicado en Italia, en Bogliasco, un pequeño poblado en la costa del mediterráneo a un kilómetro escaso del pueblo de Pieve (en la Liguria) donde naciera Colón, a media hora en tren del puerto de Génova. Durante esa estancia, había sentido el llamado a acercarse a los conocimientos asociados con las energías bio-geo-cósmicas y se había formado en Milán.

Ahora algo interno la llamaba repitiendo insistentemente las palabras Perú-México y, como en el caso de otras personas radicadas en Europa, me encontraría a través de estos relatos por intermediación de Jacobo Grinberg, según le fue indicado por su guía.
El motivo consciente por el que me escribía, era para solicitarme información de algún contacto a fin de poder cumplir con un llamado interno que la guiaba a la cita que tenía para el tránsito de Venus (al encuentro de su pareja sagrada, entre otras cosas) en el lago Titicaca, en Perú, país donde yo igualmente tenía una vieja cita para llevar las cenizas de mi padre. Agua y cenizas.

Sincronicamente, por intermediación de otras personas recibía las respuestas para que ella acudiera a su llamado. Entre ellas Anthony Thompsom quien me había manifestado su interés de viajar a esas latitudes para hacer tomas para un documental que estaba realizando y Pina, una mujer vinculada de años atrás con Regina y con mi querido amigo Antonio Velasco Piña, “el testigo”.

Sin embargo mientras conversábamos reaparecían eventos de su infancia que poco a poco me fue narrando en incontables correos y horas de charlas por Skype. Una infancia en medio de portales dimensionales que se estaban volviendo a manifestar junto con las imágenes de discos solares.

Quizás el recuerdo más claro que tengo de mi niñez son mis sueños, en realidad era un sueño, mi pesadilla recurrente, que me acompañó durante mucho tiempo. A veces no la tenía por semanas o meses pero siempre volvía... Me llegaba en oleadas de sensaciones, primero el sonido...una melodía que poco a poco crecía dentro de mi ser, luego sentía esa vibración, una especie de zumbido de fondo, tan palpable que me asustaba..., después estaban las imágenes...una gran espiral coloreada que se movía girando, girando cada vez más cerca. Todo ello para una niña de cinco o seis años era espeluznante, recuerdo muchas noches de gritos y lloros, estaba despierta y eso seguía sonando y moviéndose  cada vez más fuerte... Mi última experiencia de ese tipo fue a los trece años, en la calle. Estaba saliendo de casa cuando me dí cuenta de que todo a mi alrededor se había vuelto traslúcido, empecé a oír esa música que tan bien conocía, se acercaba...acompañada de esa sutil vibración para luego ver esa gran espiral,



se acercaba...sentí algo muy curioso...temí caer en esa espiral... en ese momento pedí a mi ser interior que terminara con todo ello, no quería entrar allí, quería seguir con mi vida normal. Y todo acabó. 

Pasaron los años, treinta para ser exactos, para volver a recordar esas experiencias...esta vez sería diferente, al menos al principio así me pareció (Quizás exista una relación que aún ahora no consigo entender, tampoco es mi propósito, entiendo que aquello que está albergado en nuestro espíritu tiene su tiempo para resurgir...): Desperté de un sueño tan vívido que aún despierta seguía oyendo la música, había visto un gran disco que giraba y giraba, acompañado de una melodía creciente. Pero no fue la música la que me impactó sino la imagen del disco, sus símbolos, cada vez estaban más cerca de mí, veía con más claridad el centro del disco, ese rostro, esa boca abierta, la lengua..., fue el tenerla tan cerca lo que me despertó, sentí que ese disco existía en alguna parte era tan real... Investigué en internet, tardé un poco en encontrar lo que buscaba, ¿cómo describir la imagen de un sueño? topé con los discos solares y...la piedra del sol. Me quedé helada, era como la piedra del sol pero en mi sueño no era de piedra, sino dorada, quizás oro u otro metal, pero la misma imagen... ¿qué significaba todo esto? Ese disco se movía y emitía música...algo me estaba diciendo...” Stellablu



Para mí en esa ocasión no se concretaría el encuentro con el Perú físicamente aun pues para esas mismas fechas Anthony me invitaría a que lo acompañara al estreno de su documental “América, la revelación”, así como a diversas entrevistas con los medios, pero, un par de meses después de mantenernos en contacto frecuente, Stellablu finalmente partía rumbo al altiplano andino al cumplimiento con su cita hacia el encuentro con el Titicaca y su primer disco solar .










Stellablu en el Huayna Picchu, abajo Machu Picchu

Al igual que siete años antes, cuando dejara España para partir rumbo a Italia, ahora nuevamente dejaría todo atrás: Trabajo, posesiones, familiares y amigos, para seguir el llamado de su corazón hacia las ancestrales ciudades andinas, y, de alguna forma, yo iba con ella.

Aun cuando sabía ella que quizá no volvería, después de su estancia de algunas semanas explorando los milenarios secretos del altiplano andino, el destino la llevó de nuevo a Bogliasco a cerrar una etapa, y volvimos a tener contacto vía internet, pero solo hasta el momento en que se cumplió una indicación que había sido dada. Debía ella comenzar a escribir sobre sus experiencias, tanto en Perú como las vividas en su infancia y las que continuarían, como parte de la misión de su vida.

Biografía
“Siendo niña yo creía en los ángeles y los duendes. Ahora crecida ¿en qué creo yo?.
La Vida me ofrece ilusiones con las cuales co-crear. 
Soy yo misma quién escoge la verdadera realidad.
Es mi mundo una caja donde mi alma superar.
Es mi gracia y mi fuerza el Ahora de mi hogar.
Sigo mi senda sin inicio ni final recordando a cada paso mi paisaje de bondad, mis recursos, mis batallas y oleajes, mi inmensa claridad.
Es a ella a quien recurro cuando en mi camino no estoy ya y a él retorno una vez más con la Luz de la Realidad. Llama ésta, tierna y cálida, a la que todos nos podemos abrazar.
Pide ser observada tras los muros de la oscuridad.
Sombras del no Ser, sombras de un ayer finito al cual para muchos aún permanecer es normal.
Vida plena nos espera y vivirla nuestro destino será basta solo comprender que en ella, ahora, nadando estamos ya.
Empiezo a observar mi fragmento de realidad al cual sólo supe recurrir por olvidar mi grandeza y mi bondad.
No es un fragmento aquello que nos corresponde, nuestra bella humanidad, sino la belleza, la grandeza, de la eternidad.
Yo soy una entre tantas almas perdidas, por una olvidada elección.
Almas que ahora inician a recordar, a abrazar, la Llama de la Realidad.” Stellablu



- Las revelaciones del espíritu de Lobsang Rampa, uno más de los vínculos Tibet - México.

Entre las incontables resonancias que intercambiaríamos via internet, aparecieron múltiples personajes, autores y libros, algunos de ellos totalmente desconocidos por mi hasta ese momento, como la Anastasia de Vladimir Megré y su profundo conocimiento de las energías de la naturaleza y los bosques sagrados, Anne y Daniel Meurois-Givaudan haciendo referencia a los viajes astrales, tema de mi muy especial interés, o el texto titulado Arpas Eternas” canalizado por Josefa Rosalía Luque Álvarez (Hilarión de Monte Nebo). 
Pero Lobsang Rampa mereció una atención especial pues aun cuando era un autor cuyo nombre y obra rondaban mi mente desde la adolescencia, y más recientemente resonaba nuevamente en mi vida su primer texto “El tercer ojo” por mi cercano vínculo con Fresia Castro, mi querida amiga chilena, realmente nunca había leído ninguno de sus títulos.
Sin embargo, la cita esperaba el momento justo y ahora Stellablu era el vehículo para dicho encuentro, el cual reveló múltiples conexiones entre mis muy cercanos referentes conocidos previamente del enlace Tibet - México, como son Ayocuán, Jacobo Grinberg y Antonio Velasco Piña.



“Entrar en la pequeña biblioteca de mi padre era, a mis diez años, toda una aventura. La mayoría de las veces estaba cerrada con llave, y ¡mi cometido era encontrarla!. A veces no era fácil localizarla pero en eso consistía mi diversión y luego mi premio... curiosamente nunca me "pillaron" o quizás sí lo hicieron y dejaron que siguiera con mi juego... Abrir esa puerta y observar el sinfín de libros, desde novelas a libros de historia, ciencia... que contenía ese cuarto me entusiasmaba muchísimo, pero toda esa "magia" de mi niñez se la debo al primer libro que calló en mis manos: El Tercer Ojo, el primer libro autobiográfico de Lobsang Rampa, lama tibetano que por aquel entonces (como supe años después) estaba causando furor en ciertos círculos. A medida que lo fui leyendo algo en mí cambió, sentía en mi interior que todo aquello era real, como una certeza...El Tibet me empezó a fascinar, su pureza de espíritu, su apertura de mente, su paz, me sentía muy identificada con todo ello, fue como encontrar a mi mejor amigo, un amigo que me estaba diciendo que lo que yo estaba experimentando en mi vida era muy real, y que esa sensación de ser "muy vieja" era natural... Si ya por aquel entonces me sentía muy diferente de los demás, Lobsang me ayudó a verme tal cual era. Me dí cuenta que era normal experimentar los sueños que experimentaba, el poderme comunicar con la naturaleza o el ver cómo en realidad es el espacio que nos rodea, todo vibración, todo luz... Sentí que ese era mi camino y seguí leyendo los demás libros de Lobsang que tenía mi padre. La reencarnación, los viajes astrales, el aura... ¡cuántas cosas estaba reconociendo!. Muchos ni se plantean la existencia de la vida eterna, los recuerdos de otras vidas... por lo que no sentía la necesidad de hablarlo con nadie, sabía y eso me bastaba, vivía mis experiencias en silencio hasta que, muchos años después, conocí a Pablo y algo en mi interior me insistió para que lo animara a leer estos libros, había en ellos un mensaje para él como lo hubo para mí en su momento. Era un trabajo pendiente y eso nos iba a unir...” Stellablu



- Un corazón rumbo a México

Sueños, visiones, recuerdos del pasado y hasta milagrosas sincronicidades empezarían a manifestarse con más y más frecuencia e intensidad para ambos.

Una mañana, mientras ella desayunaba su acostumbrada bebida de cereales orgánicos, antes de iniciar sus actividades como sanadora Holística, mientras sus manos rodeaban la taza, su mente y su corazón volaban con el anhelo que faltaba aún, cumplir su cita con México. Primero el encuentro con el cóndor, después con el águila. Al terminar el brebaje y voltear la mirada a la taza, notó que se había formado una figura, capturó la imagen con su cámara y me envió una foto de la misma. 



Una emoción-pensamiento materializado. ¿Un milagro?.

A mediados de Septiembre, en medio de las celebraciones de las fiestas patrias, dos años después de mi regreso de Chile, por esas mismas fechas, pisaba Stellablu el suelo de México.

Ironía de la vida o travesura del Universo, años atrás había considerado participar en un proyecto astronómico en las islas Canarias con la intención de seguir una indicación interna que me pedía llevar conmigo para dejar allí una reproducción de la Piedra del Sol de México, pues se habían revelado nexos entre estas tierras de España y la Atlántida. Aquel viaje finalmente tampoco se realizaría pero ahora era enviada a mi vida, desde Europa, una mujer llamada por los mismos discos solares y que había vivido la mayor parte de su vida en Barcelona, hermosa ciudad del mediterráneo pletórica de conocimiento iniciático y profundo vínculo atlante. 

Algunos sueños te marcan más que otros, reconozco que nunca he tenido sueños poco interesantes pero éste me impactó muchísimo. Por aquel entonces tendría unos dieciocho años, era una chica "normalita", vivía mi adolescencia tranquilamente, disfrutaba la vida estando muy alejada de todo lo místico y espiritual ¿quién necesitaba de ello? al menos ese era mi parecer, mi existencia era ya muy variada no necesitaba otro tipo de experiencias que consideraba no reales. Pero la vida me ha ido recordando en determinados momentos ese otro lugar, por medio de sueños, vivencias, mensajes... se trataba por un lado de Vivir y por otro de mantener la Consciencia de mi Ser Interior. Este sueño fue uno de esos recuerdos, aún hoy desconozco su significado:
Supongo que la escena fue mucho más rica y abundante pero no la recuerdo, no era importante, lo que sí consideré importante y me quedó por ello grabado en la mente, fue la voz que me pedía que me mirase las palmas de las manos. Era una voz insistente, yo pensaba: ¿qué sentido tiene mirarmelas?. Finalmente dirigí la vista hacia mi mano derecha, me quedé observando fijamente cómo en el centro de mi palma había grabado (no pintado) un hermoso corazón rojo rodeado de pequeñas llamitas doradas, lo más curioso era lo que contenía: muchos nombres propios, Simón, Andrés, Mateo, Tomás..., en letras negras y muy claras. La voz me indicó que observara mi otra palma y al hacerlo ví que en ella había otro corazón, idéntico al anterior, con los mismos nombres... Esos corazones eran parte de mi piel, al igual que esos nombres, y yo sabía que eso tenía que ser así... Observé un buen rato ambas manos, las llamas se movían, no así los corazones...Cuando desperté supe que no lo olvidaría jamás, años después se lo conté a mi madre y ella, sin decirme nada, me enseñó una imagen, la del Sagrado Corazón. Era igualita. Me sorprendió mucho, por su parecido, y porque yo no compartía la religiosidad de mi madre. ¿Esos eran los nombres de los apóstoles?


Desde que tengo memoria he creído que el contacto con otras personas sólo puede enriquecer nuestro corazón, sólo puede hacerlo crecer. A medida que he ido conociendo y amando personas en mi vida las he ido colocando en mi corazón, no existía ni existe para mí la separación entre corazones, sino sólo Unión. Quizás ese sueño representaba eso o bien hay algo que todavía no he entendido... Sólo sé que lo que me trajo a México es ese sentido de Unidad, es aquí donde siento ese espíritu, donde tiene sentido mi sueño...esas llamas y ese corazón representan quizás esa pasión que todo lo purifica, para volver a resurgir como el Ave Fénix...” Stellablu


- Las energías de México

Desde su llegada dedicamos varias semanas a compenetrarnos juntos en las energías de estas tierras recorriendo las rutas Toltecas del fractal de Coyoacán.
Posteriormente, y continuando nuestro camino sin prisa y sin tiempo, llegó el momento de visitar el Zócalo y de encontrarnos una vez más con los secretos de la Catedral Metropolitana. Sus instrumentos sagrados, las campanas y las rejas alquímicas de tumbaga. Sus ancestrales cimientos, sus catacumbas, secretos altares y las reliquias atlantes custodiados allí.  
Algún tiempo después finalmente fue el momento del encuentro con la Piedra del Sol custodiado por el Museo Nacional de Antropología e Historia, mismo que como todo recinto construido con el conocimiento de la arquitectura sagrada resguarda silenciosamente de manera simbólica en su ruta central, los mismos misterios que se custodian en los templos egipcios. La entrada, marcada por el disco solar alado con serpientes.



En México, Quetzalcoatl (la serpiente alada o emplumada). Más adelante columnas monumentales, enlaces entre lo celeste y lo terrestre y, al final, “el sancta santorum, en nuestro caso el anhelado encuentro con la representación del portentoso disco solar, guardián de profundos y elevados conocimientos milenarios. Las claves mismas de la evolución espiritual de la humanidad.





Una vez sintonizados por completo partimos a Teotihuacan para realizar igualmente el recorrido de la misma ruta central, el llamado camino procesional o calzada de los muertos y la ascensión a las puntas sagradas.

Las citas pendientes, el 12-12-12 la Virgen Morena (Tonantzin Guadalupe), y el 21 de Diciembre, la fecha del final de un ciclo marcado por el calendario Maya.



- La víspera del reencuentro con los secretos de las montañas, los valles, las cavernas y los bosques sagrados de México.

Quizá la misma fuerza que nos reunió nos lleva a vivir a Tepoztlán para este cierre de ciclos. 
¿Que nuevas experiencias nos esperan, que recordaremos y que podremos compartir?. Está más allá de nosotros.

Mientras tanto Stellablu plasma los recuerdos que van aflorando en su mente, entre ellos de los viajes astrales realizados con su guía, a fin de compartir cuando sea el momento.




¿Acaso la cueva de la virgen negra mencionada por Daniel Ruzó en su texto titulado El Valle Sagrado de Tepoztlán”, donde habla de los templos atlantes de la cuarta humanidad, es una caverna de los antepasados como la descrita por Lobsang Rampa. Una estancia de Ahâ-Men-Ptah (el primer corazón de Ptah o corazón primogénito de Ptah, el Amenta de los griegos o Amenti), que se encuentra a los pies de la esfinge en Egipto (Atk-Ka-Ptah, el segundo corazón de Ptah, que los griegos fonetizaron en la palabra Aegyptos)según lo afirmó Edgar Cayce “el profeta durmiente” y guarda portentosos tesoros para la humanidad?

¿Acaso es el corazón de Stellablu, la llave para el cumplimiento de aquella revelación entregada antaño en tierras Mayas, y sus conocimientos de energías, portales y melodías las claves finales para develar los misterios más profundos del la puerta sagrada al corazón de México?


La primera imagen que tuve de esas montañas me impresionó. Estaba junto a mi guía, era uno de esos viajes donde debía saber algo para luego, quizás un día, poderlo transmitir. No debía temer el no recordar, puesto que el mensaje iba más allá de las palabras, las palabras decía él, limitan. Hay que ir más allá.
Como decía, el ver el lugar donde me encontraba me impresionó, tuve la sensación de que estábamos en la cima del mundo, aquellas montañas eran gigantescas, algunas llenas de vegetación, otras recubiertas de nieve, todas ellas tenían un brillo especial como si el Sol acumulase sus mejores rayos para ellas. Desde mi lugar privilegiado empecé a observar grupos pequeños de personas en ciertos lugares de las montañas más cercanas, todas vestían coloridos ropajes, la escena que siguió la describiría como mágica, de repente parecía que aquellas montañas habían empezado cantar tal era el impacto sonoro que recibieron mis sentidos, quizás debido a la altura donde nos encontrábamos mi guía y yo. Enseguida me dí cuenta que los responsables de ese canto eran esas personas vestidas tan llamativamente, lo mas bello sin embargo era la melodía...parecía que venía de las profundidades de las montañas, se iba intensificando... y de repente me encontré delante de una cueva, estaba sola (al menos eso creía), observé la entrada de ese lugar: grandes piedras la franqueaban. "Te estábamos esperando" oí decir a mi lado, un hombre más alto que yo (quizás un metro ochenta de altura) me sonreía con aire divertido, tenía el cabello totalmente blanco y vestía una túnica del mismo color, una cuerda atada a su cintura era su único adorno. Su rostro era de sonrisa y ojos bondadosos, no le ví ni una arruga por lo que no sabría decir cuantos años podía tener. "Estamos todos preparados, entra que es hora de empezar", me tendió la mano, "¿empezar?" pregunté llena de curiosidad mientras le tomaba de la mano y entrábamos en la caverna. Me encontré dentro de un salón de gran tamaño todo de piedra, de techo alto y oscuro, no así el resto de la estancia que estaba bien iluminada. A un lado de una de las paredes se encontraba una gran mesa ovalada, allí ví sentadas a varias personas, todas ellas vestían como mi anfitrión con largas túnicas blancas. "Sólo ahora lo entenderás" me respondió, más no pude seguir preguntándole ya que me habían empezado a abrazar una a una todas esas personas; a medida que los estrechaba contra mi corazón sentía que eran parte de mi familia, que los conocía de mucho tiempo atrás. Fue una gran alegría para mí. Me pidieron que me sentara y así lo hice. Volvería a ese sitio otras veces, así como a esa Montaña Sagrada, recordar lo que se me dijo no tiene importancia, como así me había afirmado mi guía, los misterios un día se desvelarán...” Stellablu

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Vínculos entre México y Egipto

- ¿Una lección del pasado?

Admiro profundamente la valentía de Stellablu para atreverse y dejar todo atrás y seguir el llamado de su corazón. ¿Como se consigue superar los temores creados por las ilusiones de la mente que limitan nuestra realidad?. ¿Como logran seres como ella alcanzar esa fortaleza interna?.

Una mañana, ya en México, mi compañera sintió la necesidad de narrarme un sueño que había tenido tiempo atrás.

Sé que me estaba preparando desde hacía semanas para algo...la sensación de que había llegado el día era muy fuerte. Estaba rodeada de muros de piedra, y me iba acercando a una pequeña piscina de agua grisácea de la que no se veía el fondo, lo observé por un cierto tiempo, en silencio, sabiendo que no estaba sola. Algo sentí dentro de mí, era el momento de entrar en esas misteriosas aguas.
El frío fue la primera sensación que tuve, fue efímera, me sumergí rápidamente tratando de llegar al fondo de la piscina. Todo iba bien, me sentía en paz y en ese estado traté de distinguir algo en esas oscuras aguas fue en ese momento cuando topé con el suelo de la piscina, nadando lo fui recorriendo con calma, era suave con algunas irregularidades, mientras pensaba esto empecé a notar mi corazón agitado. Perdí la concentración, recordé que no podría aguantar mucho más sin oxigeno. Mis movimientos cada vez eran más agitados, quise calmarme y miré hacia arriba, por encima de mí ví la claridad de la superficie,  la luz, y por encima de todo, mi vista se detuvo en la figura bien marcada de un cocodrilo. Fue entonces cuando apareció "el miedo", y supe que no había pasado esa prueba.
Desperté con esa convicción, sabía que si hubiera mantenido esa sensación de paz en mi ser, lo habría logrado...
Este sueño en vez de dejarme sin ilusiones me inyectó una gran energía y esperanza; supe que me estaban recordando cuál es mi camino, sí una vez lo perdí, pero al perderlo, encontré la manera de superar esa prueba. Se me estaba diciendo que, en esta vida podía poner en práctica lo que aprendí entonces...” Stellablu

Después de escucharla, le pregunté si conocía el nombre del lugar donde había ocurrido su “sueño”. Al responderme ella que no, le pregunté si había escuchado alguna vez algo sobre el templo egipcio de Kom Ombo, y me respondió nuevamente no saber nada al respecto.

La prueba descrita por ella era parte fundamental de las enseñanzas de ese templo en el antiguo Egipto y algo de esas energías siguen vivas allí aún hoy día como me fue revelado por uno de los tantos guardianes que me entregaron conocimientos en esas latitudes.

Al mostrarle a ella el vídeo sobre dicho templo de la serie “El ojo de Horus” elaborado por mi querido amigo colombiano Fernando Malkún con quien tuve la oportunidad de recorrer aquellos templos, su “sueño” tomaba un más profundo sentido.




Kom Ombo: El Portal a la Libertad




- Encuentro con seres interdimensionales

Esta experiencia fue muy vivida para mí, así como la que experimenté en la piscina con el cocodrilo. Yo no las podría catalogar de sueños aunque así parecen, para mí fueron viajes a otras dimensiones, quizás otros tiempos ¿quién sabe?. En esta ocasión yo me había reunido con un grupo de personas, no siendo ésta la primera vez, la que la distingue de las otras veces es que en ésta ví perfectamente al grupo. El lugar ya casi ni lo recuerdo, una pradera, árboles... Mis amigos, porque así sentí que eran, me hablaron durante un cierto tiempo y algo les contesté yo, lamentablemente el fruto de esa conversación no quedó (aparentemente) en mi memoria y en cambio si quedó la sensación: una gran paz, un gran amor y una felicidad extrema. Estábamos celebrando algo. Al terminar la "reunión" fue cuando nos abrazamos, ellos tenían la constitución muy diferente a la nuestra no muy altos, brazos más largos de lo que nosotros estamos acostumbrados a ver, cabezas muy grandes respecto al tronco, ojos grandes, nariz pequeña y boca sonriente tampoco muy grande, y recuerdo, sobretodo, esas maravillosas orejitas que parecían alitas... Eran rasgos muy suaves, dulces es la palabra con la que los definiría. Besé muchas de esas anchas frentes, sentía mucho cariño por ellos. Sé que nos acompañan. El mensaje...para mí fue sólo Amor. Tiempo después reconocería sus rostros en imágenes de las columnas de los templos egipcios.” Stellablu



                                Los Hathors






















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“Sueños” y viajes astrales de Stellablu


- La batalla

Estaba combatiendo encarnizadamente con espadas. Me encontraba en medio de la nada, sólo existíamos mi contrincante y yo. Éste era un ser que según lo que percibí representaba el mal, no tanto por su imagen ya de por sí nada agradable, sino por lo que "emitía" energéticamente. Tuve la sensación de estar combatiendo con ese ser por mucho, mucho tiempo, era agotador. Cuanta más rabia sentía, más luchaba, hasta que llegó un momento en que me puse a reflexionar sobre la verdadera esencia de ese ser, sobre el por qué se estaba comportando así, qué dolor debía traer en su interior, qué vacío, qué soledad. Comencé a verlo y empecé a sentir compasión por él, tras la compasión empecé a amarlo, ya no me importaba que me hiriese, sentía que no era necesario defenderme, deseaba ser parte de ese dolor para poderlo aplacar y amarlo por cómo era. Fue entonces cuando todo el escenario cambió y me encontré dentro de un maravilloso jardín, lleno de flores y plantas, mi contrincante había desaparecido. Desperté con la sensación de que el sendero más sencillo para llegar al Amor es la Compasión...” Stellablu



- Planeta azul


“Llevaba años de vivencias extraordinarias en mi vida, pero las vivía sin ser demasiado consciente de lo que me sucedía, sabía que no era frecuente en mi entorno este tipo de experiencias pero tampoco había ahondado mucho en el tema. Todo empezó a cambiar cuando conocí a mi Espíritu Guía, o desde que empecé a recordarlo... Ese día dormía tranquilamente en mi habitación y como única compañía tenía a mi querido gato Micro, que descansaba apaciblemente a mi lado. Supe que no estaba sola, no sabría decir qué momento de la noche era, miré en derredor y distinguí una persona de pie al lado derecho de la cama, me pareció que vestía como un indio americano, con cabellos oscuros, largos y atados en una cola. Su rostro ¿qué puedo decir? sólo sé que si lo viera lo reconocería al instante, pero no porque haya memorizado sus rasgos sino que mi recuerdo va más allá de su fisonomía, es su Esencia la que no olvido.
No tuve miedo. Sentí que debía seguirlo, era clarísimo para mí, por lo que me alcé y me paré a su lado. Me indicó la pared, íbamos a atravesarla, me iba a indicar cómo ir a "otros mundos" otras realidades, ¿me sentía preparada? Sin duda lo estaba porque me encontré atravesando ese muro y saliendo a la calle. Por entonces vivía en Barcelona , observé por unos segundos mi barrio para luego encontrarme en un camino, o túnel, cuyo paisaje se deslizaba a una grandísima velocidad, daba la impresión de estar inmóvil... esta vivencia se ha repetido muchísimas veces en mi vida y siempre he sentido una sensación de gran felicidad al experimentarlo...
Cuando salí de ese túnel me encontraba "nadando" en el espacio, mi guía me observaba mientras yo jugueteaba, era una sensación magnífica, hasta que me llamó la atención y me pidió que observase algo que había frente a mí, concentré mi sentidos que se hallaban eufóricos por tantas emociones y distinguí nuestro planeta Tierra. "El Planeta Azul" comentó mi guía mientras yo lo observaba en silencio, su brillo, su luz, no alcanzaba a distinguir una parte de la hermosa esfera por estar en sombras pero ya lo que estaba viendo era impresionante...


Mi guía comenzó a explicarme la naturaleza de los viajes astrales, su sencillez, y cómo podemos decidir qué hacer y a dónde ir, dijo que bastaba pensarlo, pero me pedía responsabilidad, podía juguetear en el espacio cuanto quisiera pero también podía escoger escuchar a mi Ser Interior y decidir dónde ir para poder adquirir seguridad en mis movimientos. Sus últimas indicaciones despertaron mi curiosidad y decidí seguir su consejo. No sé por qué pero pensé en Brasil, y me encontré sobrevolando Río de Janeiro, a pocos metros pude distinguir la gran escultura de Jesucristo sobre el tan conocido Pan de Azúcar. Nunca lo había visto tan de cerca...pensé en las calles de la gran ciudad y allí estaba subiendo unas escaleras, era la salida del metro (eso me pareció). Caminé (en realidad "volé") por anchas calles mientras al fondo no perdía de vista el Pan de Azúcar,  luego me adentré por callejuelas cada vez más brumosas, ví chabolas y niños, muchos niños harapientos, sucios, algunos tirados por los suelos, otros peleando, otros pedían limosna paseando entre los transeúntes...Esos niños emitían vibraciones de miseria, dolor, rabia, estaban solos; lo único que ví como compañía eran perros esqueléticos. Les observaba con gran pena, casi los podía tocar...dándome cuenta en ese momento de que un niño me estaba observando, creía no ser percibida por nadie y en cambio ese niño me observaba fijamente, eso me hizo desear volver con mi guía y me encontré a su lado. Parecía recostado en el firme suelo lunar, me miró leyendo en mi interior mi duda y aplacó mi curiosidad. Me comentó que ciertas personas tienen una sensibilidad innata y pueden ver o sentir cosas que la gran mayoría no haría, los niños en este caso pueden serlo a muchos niveles. Sabía que era cierto...

Volví a pensar en otro lugar, escogí Madrid, y allí me encontré, en calles muy bulliciosas...No estuve mucho tiempo o no recuerdo qué hice solo sé que deseé volver a mi casa y noté que frente a mí se encontraba Micro, estaba despierto sentado al lado de mi cama , como esperándome, me observó con un gran amor, por lo que me acerqué a él agachándome para acariciarlo, pero no pude ¡yo no era sólida! lo atravesé aunque no me pareció muy extraño...y tampoco se asustó el gato, sólo ronroneaba fuertemente. Me concentré en la habitación, estaba en tinieblas, observé mi lecho, donde mi cuerpo reposaba, lo miré con curiosidad y al momento me encontré en él.
Desperté poco después, sin saber cómo había entrado, lo pensé y sucedió. Micro seguía despierto, saltó sobre la cama y se me acercó para que finalmente lo pudiera acariciar. Esta "salida" era sólo el inicio de otras muchas...”  Stellablu




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¿Continuará?